sábado, 6 de diciembre de 2014

La Navidad en Mi Familia



Comparto con ustedes como celebrábamos la navidad en mi familia:

Recuerdo con una gran alegría las navidades en casa de mis padres. Todo comenzaba a mediados de Diciembre con la compra del árbol, lo cuál no era nada sencillo ya que mi papá era muy exigente y debíamos encontrar un árbol totalmente cónico, frondoso, de una altura determinada y matemáticamente perfecto. Era toda una odisea, ya que recorríamos todos los mercados del DF y si no lo encontrábamos con esas especificaciones compraba 2 y los unía. Una vez adquirido el árbol había que ponerle las series lo cuál era tormentoso pues siempre se fundía algún foquito y teníamos que esperar hasta el día siguiente.

Venía la parte divertida que era poner los adornos (juguetes) como los llamaba mamá, estos no eran comunes habían pertenecido al Chato y eran desde que mi mamá era pequeña, podías encontrar una lamparilla, una cornetita que sonaba, las campanitas, un pavo real pajaritos que parecían reales, fresas, canastillas, Santa Claus, etc. todos estos adornos eran alemanes y finamente trabajados lo cuál hacía que tuviéramos el árbol de Navidad más bonito de la colonia y desde luego nos encantaba presumirlo. Cuando lo adornábamos escuchábamos villancicos y luego jugábamos adivinanzas haber quien encontraba primero una determinada esfera.

Por otro lado a mi papá le encantaba comprar lo que el llamaba colación, he de aclarar que no era colación, compraba pistaches, piñones, cerezas cristalizadas, chocolatitos en forma de tortuguitas, mazapanes de toledo, nueces, orejones almendras cubiertas y mi mamá llenaba un platón demasiado grande con todas estas delicias y algunas otras que no recuerdo.

La cantidad que compraba mi papá era exagerada pues todos pasábamos varias veces al día y comíamos puños de estas delicias durante toda la temporada navideña. Claro no podían faltar las tortas alemanas, que las compraba en  San Angel y en algunas ocasiones las hacía Mamina. Yo recuerdo que al final de la temporada solo quedaban unos orejones de manzana que no le gustaban a nadie (los podría haber eliminado).

Había otra parte interesante que eran las tarjetas de Navidad llegaban muchísimas y se llenaba el mueble del comedor, era divertido ver cuantas se repetían y esperar cuantas llevaba el cartero.

El capítulo de la cena también era interesante, pues el  día previo a Noche Buena comenzaban con los preparativos del bacalao, que tenía gran éxito sobre todo entre los adultos, incluso el chato que era  de un paladar muy refiado decía que el bacalao de Fernando era muy bueno.
A mi me sigue gustando, siento que es delicioso, lo hacía diferente que el que todo mundo acostumbra, llevaba una gran cantidad de almendras, pasitas, aceitunas etc, realmente un manjar, luego la mesa lucía hermosa con los platos y unas manzanas que parecían de cera.

El 24 por la noche acostumbrábamos ir a ver la iluminación en el centro de la ciudad y cuando regresábamos misteriosamente ya había llegado Santa Claus, nosotros le decíamos Santa Claus y no Clos  porque era el nombre en alemán.

Proseguíamos a cenar aunque realmente a uno como niño lo único que nos interesaba eran los regalos, los veíamos y como no traían tarjeta tratábamos de investigar de quién eran observábamos y preguntábamos a que hora podríamos abrirlos una y otra vez hasta que por fin llegaban las doce de la noche y en ese momento  abríamos nuestros regalos.

Es así como  vivimos las Navidades y lo cuál agradezco profundamente a mis padres que nos hayan permitido disfrutar de esa gran ilusión que es para un niño este evento. 

Les comparto esto queridos hermanos, que aunque hemos tomado caminos diferentes en la vida y nuestras maneras de pensar son totalmente distintas los llevo a todos dentro de mi corazón ¡FELIZ NAVIDAD!

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